El coste de producción de la energía solar ha disminuido drásticamente en las últimas décadas, haciéndolas competitivas con – y a veces incluso venciendo- la energía procedente de los combustibles fósiles.

Se espera que esta tendencia se acelere a medida que las mejoras en la eficiencia y las nuevas tecnologías están en el mercado. Gracias a las células solares impresas producidas de forma muy barata, 1.300 millones de personas actualmente sin electricidad podrían acceder a ella.

Unas células solares finas como el papel que sólo requieren de una impresora industrial para su fabricación y además son baratas de producir. A diferencia de los paneles solares tradicionales, las células solares impresas son flexibles, lo que facilita su transporte a cualquier lugar.

Las células solares impresas se han desarrollado rápidamente, pasando de una eficiencia del 3 % a un 20 % en tan sólo unos años. Su éxito se debe a su relación coste-eficacia-sencillez.

Sin embargo, la producción en masa y su posterior distribución no está exenta de obstáculos. Una impresora industrial requiere una inversión de capital inicial para empezar a producir. Los paneles solares impresos pueden ser sensibles a la humedad y pueden dar lugar a contaminación por plomo en caso de rotura.

Empresas como Kyung-In están testando nuevos recubrimientos para estas células y así poder solucionar estos problemas.

A pesar de los desafíos, las células solares impresas pueden ser una herramienta poderosa para combatir la pobreza y representan un paso importante hacia una economía de energía renovable al 100 %, sobre todo para las comunidades mas pobres del planeta.